En el 3r Aniversario de su ausencia (ahora en tiempos de pandemia)
Estos días te hemos visto, Padre Juan, tan cercano a los que te quisimos, salir a la calle con precauciones, dar mascarillas a los pobres, ofrecer gel de manos, porque la situación se ha puesto muy difícil en estos caminos inseguros de nuestra tierra.
Continúas realizando signos humanizadores a través de las manos de tus voluntarios. Porque tu compromiso por la fraternidad sigue haciendo milagros frente a la pobreza, el paro, la injusticia, la enfermedad, la marginación infinita.
Es la tuya una presencia invisible que da paz, vigor, energía, devuelve la dignidad. Tienes una fuerza especial para llegar al corazón de la gente, para hacer presente el amor de Dios, crear confianza, liberar del mal.
Incansablemente cercano, sencillo, siempre alegre. Te buscaban y estabas ahí ante el Señor, en silencio, o escuchando pacientemente a tus voluntarios, compartiendo sugerencias con ternura. Practicabas ese modo de ser compasivo que incluye estar disponible, eliminar distancias, buscar proximidad.
No temías tu fragilidad. Te entregaste a Dios, día tras día, hasta que una tarde de febrero, fiel Posadero, fuiste a encontrarte con el generoso Samaritano.
Vuelve con Él. Aprémiale a compadecerse de estos heridos del camino que somos todos los que vivimos este momento de prueba. Compartid con nosotros esta travesía oscura de temores y preocupaciones y hacednos vislumbrar la luz que serena y calma.
Gracias Mosén Joan, por los momentos inolvidables compartidos con todos nosotros sin importarte nuestra procedencia. Has dejado una huella imborrable en nuestros corazones.
Pide al Señor por nosotros, tú que has visto ya el rostro del Padre.
Antonio Miñano, 11 febrero 2021