En la Diócesis de Lleida, esta Jornada se celebra el 22 de septiembre. El motivo es porque el domingo 29 de septiembre (ese día es la Jornada Mundial) coincide con la fiesta de san Miguel, que en Lleida acapara la atención.
Aprovechando esta jornada, quisiera compartir con todos lo que la figura del inmigrante me sugiere.
Ante todo, los que de otras tierras han venido a la nuestra, no son “intrusos”, que nos quitan puestos de trabajo, sino hermanos que, por la ilusión de conocer otros mundos y, sobre todo, por la necesidad imperiosa de sobrevivir, se han visto obligados a dejar su patria, sumida en la pobreza o en la violencia.
Por lo demás, su venida a nuestra casa nos enriquece en muchos aspectos. Nos hace comprender que el mundo es una casa común, que hemos de saber compartir, como se comparten los bienes en una familia.
Los inmigrantes –lo hemos podido comprobar- nos enriquecen con sus culturas, diferentes de la nuestra, con unos valores de solidaridad –incluso en medio de su pobreza- que cuestionan el egoísmo i la individualidad en que a veces vive nuestra sociedad.
Nos enriquecen también con su religiosidad. Lo hemos podido comprobar. Una religiosidad diferente de la nuestra, es cierto: pero con unos componentes de sencillez y de profundidad admirables.
Miremos siempre a los migrantes –y refugiados- con actitud acogedora, respetuosa y agradecida. También a ellos les hemos de pedir que comprendan y acepten los valores auténticos que descubran en las tierras que los acogen. Ellos y nosotros hemos de aprender de nuestro trato común.
Los Obispos españoles, en su declaración para esta Jornada, piden que nos sensibilicemos sobre la acogida a los migrantes y refugiados que «no son un peligro, sino una ayuda que nos enriquece». También reclaman en su escrito que se traten de erradicar y prevenir situaciones de vulnerabilidad o la desatención de los derechos humanos.
Por su parte, el Papa Francisco ha hablado largamente de que los inmigrantes nos cuestionan profundamente.
Cuestionan nuestros miedos: “Estamos llamados a superar el miedo para abrirnos al encuentro”.
Cuestionan nuestra caridad, que no puede ser neutra, tibia, aséptica, indiferente. La caridad contagia, apasiona, arriesga y compromete. Vosotros –los migrantes- no estáis marginados; estáis en el centro del corazón de la Iglesia.
Cuestionan nuestra humanidad: “ante esta realidad trágica de explotación nadie puede lavarse las manos, si no quiere ser en cualquier modo cómplice de este crimen contra la humanidad.”
Vivamos esta jornada de “migrantes y refugiados”. Todos hemos de revisar y mejorar nuestros juicios y actitudes. Pongámonos la meta muy alta: Somos una familia. La venida de los migrantes la aumenta, la enriquece. Vivámosla con gozo agradecido.
Juan Ramón Ezquerra
Delegado de Inmigrantes de la Diócesis de Lleida
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Actos especiales, domingo, día 22 de septiembre 10:00h. Santa Misa en la parroquia del Carmen, de Lleida, presidida por el Sr. Obispo 11:00h. Festival folklórico en el Colegio de la Sagrada Familia. 16:30h. Final del campeonato de fútbol en el mismo Colegio |
