8 febrer 2025
Categoria/es: General

ANTONIO MIÑANO RECORDA MOSSÈN JOAN EN EL 7è ANIVERSARI DE LA SEVA MORT

El dia 11 de febrer de 2018, festivitat de la Mare de Déu de Lourdes, Déu va posar fi a la vida terrenal de Mossèn Joan Mora per endur-se’l al cel. Un any més, Antonio Miñano ha fet un escrit recordant-lo i fent memòria del seu llegat, l’amor per la Verge Maria inspiradora de la cultura de l’encontre que practicava, amb la mà sempre estesa als desvalguts. Les seves paraules expressen el sentiment dels qui vam tenir la sort de compartir uns anys de la seva vida a la parròquia del Carme. Donem gràcies a Déu per la vida de Mossèn Joan. El seu record és viu i vivifica.

EL PADRE JUAN EVANGELIZADOR DE MARÍA MIGRANTE

            – En el 7º aniversario de la partida del Posadero de Jericó –

No hay en la vida una experiencia tan misteriosa y sagrada como la despedida del ser querido que se nos va más allá de la muerte. Por eso es importante recoger su testamento, que no se ha de olvidar nunca.

Para muchos el Padre Juan pasó dejando algún rastro en sus vidas. Para algunos, voluntarios, feligreses, los que le amamos, podemos experimentar que está vivo y hace vivir. Resplandece en la vida de quien sigue sus pasos de manera humilde y confiada, sirviendo a la misión como lo hizo él, con bondad, generosidad y alegría.

Mosén Joan se sintió “mirado” por María como fiel discípulo de su hijo Jesús de Nazaret. Vivió con radicalidad los votos propios de su sacerdocio, pero con el corazón profundamente dirigido a María. Ella está siempre presente en su vida. Desde muy pequeño su madre le enseñó a invocarla y él asimiló con naturalidad esta devoción sencilla. Le gustaba recordar el amparo que sentía aupado a la falda de la madre, mientras rezaba.

Ella, María, se convierte en la Madre que está siempre a su lado, lo conduce de la mano en su inspirado sueño de Jericó, para acoger migrantes de cualquier lugar del mundo o impulsando la renovación pastoral en las tradiciones de la parroquia.

Gracias a su oración y entrega compasiva transformó su fragilidad para apoyar a los más necesitados, marginados, sin hogar, emigrantes e hizo del albergue Jericó un espacio de hospitalidad y de su Parroquia un hogar de acogida.

No es superfluo afirmar que la Virgen en cualquiera de las advocaciones que el Padre Juan la invocaba, como Mare de Déu del Carme, o la Verge de la Unitat, o la Mare de Déu del Castell de su Tragó natal, o la de tantos países latinoamericanos acogidos en su parroquia, han tenido que ver en la fecha de su partida de este mundo.

El 11 de febrero de 2018Mare de Déu de Lourdes– ha quedado fijado en los anales de esta Parroquia como el día en que la Virgen agradeciendo su pasión mariana le llevó de la mano a la gloria del cielo. ¿Quién no recuerda, año tras año, las peregrinaciones que organizaba a su Santuario allá en los pirineos franceses? Cómo se desvivía por facilitar que todos, todos incluso los migrantes recién acogidos, pudieran gozar de este encuentro reconfortante en su Gruta de Massabielle, aun sacrificando la incomodidad de un viaje relámpago y sin apenas descanso.

A sus ojos asomaba la emoción cada vez que en alguna celebración le cantaban, porque así lo solicitaba “Que una Madre no se cansa de esperar”, y él finalizaba entonando “Cuántas cosas dije ante tu altar / Y al rezarte puedo comprender / Que una Madre…”

Su desvelo por los sin techo, sin trabajo, sin comida, sin salud le llevó a implorar de la Madre de Misericordia el consuelo y la compasión. También por los feligreses de la Parroquia a los que en absoluta disponibilidad ofrecía acogida, escucha y consejo.

María, la que emigra a Egipto, la caminante que dejó huellas por los caminos de Galilea junto a su hijo Jesús itinerante fue su inspiración para vivir una fe en camino, sintiendo la cultura del encuentro, acogiendo e integrando a los inesperados hermanos que se le acercaban, interesándose por la precariedad de sus vidas.

Para todos los que le quisimos y admiramos este es su mensaje en el 7º aniversario de su partida: María dará a luz a Cristo en nosotros y será verdaderamente Madre en la medida en que los pobres sean nuestros predilectos, vivamos con las manos y el corazón abiertos a los marginados, con una simpatía visible por ellos, compartiendo su condición y solucionando su situación.

Acojámonos a la intercesión poderosa del Padre Juan, para que nos contagie a todos, voluntarios, feligreses, personas de buena voluntad, creyentes y no creyentes, la pasión que sentía por María.

Antonio Miñano, 11 de febrero de 2025

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