Unitat Pastoral El Carme - Sant Joan

9 juny 2012
Categoria/es: General

EL TESTIMONI D’UNA CARMELITA DESCALÇA JOVE

La Mare Isabel de l’Eucaristia ocd. va compartir amb tots els que estaven aplegats en la vetlla de pregària Pro Orantibus,  com va néixer la seva vocació contemplativa. El seu testimoni jove és intens, radical, convincent, d’una jove apassionada per Crit:

"Todo cambió cuando un día, después de comulgar, sentí con una fuerza irresistible cómo toda mi vida tenía que ser como ese instante: vivir unida a El, escondida sólo por El y para servir a la Iglesia”.

Ara ens ofereix el seu testimoni a tots nosaltres.


 

Hablar de una vocación es hablar de un misterio… de algo que se siente, se vive pero no se sabe expresar con palabras. En el centro de mi vocación, como en la de todos los consagrados está Jesús, sí, esa persona Divina y Humana de la que un día, sin saber cómo, me enamoré locamente, casi o más de cómo una chica se enamora de un chico, aunque se trata de algo más profundo, más íntimo…

Pues así ocurrió, yo no sé cómo fue porque yo era una chica normal que vivía mi vida de estudios, amistades y distracciones como todas las demás, pero sentía que algo me faltaba, por eso intentaba llenar mi tiempo libre de actividades, sobretodo me impliqué en la parroquia y en la Hospitalidad de Lourdes. Veía que cuanto más me daba a los demás y me olvidaba de mí, más libre y feliz me sentía, sobretodo Lourdes fue una experiencia muy impactante.

Cada vez sentía más necesidad de hablar con Jesús, de leer el Evangelio, cada vez pensaba más en El y El, sin yo darme cuenta se iba convirtiendo en el centro de mi vida, eso me hacía ir a contracorriente con los compañeros de clase (sobretodo n los últimos cursos de bachillerato), pero, a pesar de todo sentía una gran fuerza y ellos mismos se daban cuenta de que yo vivía los acontecimientos de un modo diferente y con una gran alegría y paz que no se sabían explicar.

Yo no había pensado jamás en ser monja de clausura, más aún, no conocía a ninguna, más bien me inclinaba a la vida activa, a ser monja de enseñanza, como las de mi colegio, pero aun así no me decidía. Por eso opté por matricularme en la Universidad, me encantaba todo ese mundillo y en el fondo me costaba dejarlo.

Todo cambió cuando un día, después de comulgar, sentí con una fuerza irresistible cómo toda mi vida tenía que ser como ese instante: “vivir unida a El, escondida sólo por El y para servir a la Iglesia”. Yo misma quedé sorprendida ¿Jesús me estaba pidiendo TODO! ¡Casi demasiado!… Sentí cómo a pesar de no ser nada el me amaba tanto que me querís exclusivamente dedicada a El, esto suponía vivir en clausura ¡Dios mío! pero… si yo nunca hubiera imaginado eso! Y además… ¡no sabía dónde ni cómo!

Daba igual… la fuerza y la alegría interiores eran tan grandes que tenía que decir SI…

Entonces vino a mi mente la figura de Sta. Teresa de Jesús de la que había visto una película en televisión y cómo sabía que había un convento en Lleida… allí me presenté. Tenía 17 años, estudiaba el último curso antes de la Universidad.

Las monjas quisieron asegurarse y me pidieron esperar un año, así que empecé Filología pero lo dejé enseguida, aunque me encantaba la Universidad, corté por lo sano. Sabía que no iba a acabar los cinco cursos porque mi corazón tenía prisa por entregarse con toda radicalidad.

Mi familia reaccionó bien aunque les costaba mucho el arrancón de la separación, me dejaron decidir libremente. Mis padres son gente de fe firme y en este momento lo demostraron, por lo que les estoy muy agradecida.

Y así, después de un año de espera que se me hizo eterno, entré aquí con mis 18 años y con la alegría de darle a Dios lo mejor que tenía: La plenitud de mi vida, mi juventud.

Ahora solo me queda decir con Sta Teresita que, aunque a veces el camino no haya sido fácil, NO ME ARREPIENTO DE HABERME ENTREGADO AL AMOR.

Antes de acabar sólo deseo deciros una cosa: si de verdad queréis ser felices preguntad a Jesús que es lo que El quiere de vosotros, no tengáis miedo, en la Eucaristía, en el silencio, en la lectura del Evangelio El os irá instruyendo. El tiene un plan sobre cada uno, os necesita para una misión especial ¡abríos a su acción! Y experimentaréis de verdad lo que es ser libres. Nosotras desde aquí os acompañamos con nuestra oración, no estáis solos, aquí nos tenéis para rezar por vosotros.

Isabel de la Eucaristía (Carmelita Descalza)

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