A los 60 años de edad nos dejaba nuestro amigo Antonino Galdeano Rodriguez, esposo de Pilar, después de estar dos años colaborando en el Comedor solidario de Jericó. Celebramos las exequias en la parroquia del Carme con la presencia de la familia y muchos voluntarios y usuarios de Jericó. La presidió Mn Joan. Fue una ceremonia emotiva y sentida. Juan Ramón, el hijo pequeño, tuvo unas intervenciones serenas y conmovedoras especialmente en el momento de las plegarias. A continuación ponemos el texto que una de los voluntarios leyó al final y que interpretó muy bien los sentimientos de los participantes y la persona de Antonio.
Los que hemos conocido al Antonio lo asociamos con su delantal largo y negro, sus ojos chispeantes de bondad, su sonrisa afable y su palabra comprensiva.
Mientras las fuerzas le aguantaron -“las rodillas me fallan”, nos decía – vivía entregado como el primero, disponiendo y recogiendo las mesas. Después, se sentaba en las escaleras de acceso al comedor, acompañando con su presencia el trabajo de sus compañeros voluntarios de cocina, esperando que algún día los médicos le dieran el alta y pudiera incorporarse al trabajo en beneficio de los desvalidos que vienen a buscar un plato caliente. Hacías un buen tándem con los cocineros España y Francisco, las enfermeras Maju i Maite, la Tania etc…
El Comedor social Jericó lo sentía como suyo; él conocía a los usuarios diarios, mostraba interés por sus personas y ellos percibían en su rostro una actitud de acogida, porque le nacía del corazón. Me lo manifestaba las veces que lo traté. Se ponía en el lugar del otro, lo sentía dentro.
Antonio, el Señor ya se da por satisfecho de lo que has hecho por El. No te preocupe el futuro de tu familia, Dios, con su providencia amorosa, cuidará de ellos en esta tierra y también la familia de Jericó estaremos pendientes de ella.
Estamos seguros que Dios te abrirá las puertas del comedor celestial, te hará sentar a su mesa y te servirá un plato caliente, porque cuando tuvo hambre en la persona de un magrebí, subsahariano, romano o polaco, de Arbeca o Rosselló, tú le diste de comer y te lo premiará porque lo hiciste por él.
¡Descansa en paz!
Antonio Miñano